martes, 21 de junio de 2011

¡¡VA POR TI, JAVI!!


¡¡QUE BONITO!! ¡¡NO ES JUSTO!!
Fue lo que estuve repitiendo durante toda la marcha. A lo largo de ella he tenido muchísimas sensaciones diferentes y unidas. Ha habido momentos llenos de felicidad pero a la vez bañados por una gran tristeza.
El sábado a las 5 de la mañana nos levantamos, ducha, desayuno y terminar de preparar las cosas. Viaje a Sabiñanigo desde la casa rural donde nos alojábamos. Ya en Sabiñanigo, en la zona de salida llegaron las primeras de emociones. Ciclistas por todos los lados, pero por más que buscaba él no estaba, solamente le vi cuando levante la vista al cielo.
Suena el chupinazo y se empiezan a escuchar las “clack” de las calas. Primeros momentos de nervios, Jesús y Alberto se quedan, les vamos esperando hasta que nos agrupamos todos. Una vez unidos empezamos el baile, haciendo la rueda nos damos relevos, detrás de nosotros un gran número de participantes se aprovechan de nuestro esfuerzo, además, con diferencia a otros que meten cuneta, nosotros dejamos toda la carretera libre. Se escuchan gritos de ánimo, “Vamos equipo”, desde un puente la gente nos saluda y les saludamos. Llegamos al primer desvío hacia el Somport, y la organización os avisa que llueve mucho en Marie Blanque, hay personas que se dan la vuelta, pero la mayoría seguimos.

Durante la subida el grupo se rompe, me quedo el último, coronando el puerto tenemos una de las imágenes del día, niebla cerrada que no se ve más de 20 metros, curva a la izquierda y ves el arco de fin del puerto y gente dando periódicos para la bajada. ¡Que bonito!¡No es justo que Javi no lo pueda disfrutar con nosotros! Primeras lágrimas.
Tras una bajada un poco complicada por la lluvia y tras un llano llegamos a la Marie Blanque, puerto corto pero duro, en los últimos km me concentro en contar las pedaladas 180 sentado, 60 de pie. Vamos Miguel que Javi te está ayudando, tú puedes. Me decía una y otra vez entre lágrimas de emoción.
Tras la bajada me uno a Jesús y vamos juntos hasta el Portalet, empezamos juntos pero el para y yo sigo, so para y el sigue. Se que fui egoísta, pero quería ir solo, me agobia que la gente pare a esperarme, y sabía que Jesús iba más fuerte. Perdón Jesús.
La subida es interminable, tienes momentos para todo, y los tuve, para sentirte bien, para recordar a Javi, a mis hijas, a mi mujer, a los compañeros “Salvajes”. Pero cuando llegas a los últimos km, se hace más duro, sin vegetación y se ve serpentear la carretera, en ese tramo cuando bebía me paraba. En esos momentos pensaba que llegaría en 8:30 a más, me hundí, quería la medalla de oro y cada pedalada me costaba un mundo, entonces empecé a pensar en Javi, cuando subimos la Morcuera la última vez y como desde el cielo el me ayudaría a superar esos momentos y los dos últimos km se hicieron más llevaderos.
Llegamos al momento más emotivo de toda la marcha, ese momento que se te queda grabado para toda la vida. La carretera se cierra por el público que te anima, en esos momentos es cuando le sentí más cerca, como a todos los del club, me corrienron las lágrimas por el rostro que se mezclaban con el sudor. Eso es el resumen de toda la marcha, esfuerzo y sentimiento. Gracias Javi, porque su no hubiera sido por ti, no hubiese estado en la QH, pero contigo todo hubiese sido más bonito.
Desde aquí hasta meta, pegándome con el viento para bajar el tiempo pero la gente no ayuda, te tienes que buscar tu la vida, y al final me abrí y disfruté de los últimos km. pensando que iba a pasar cuando cruzara la línea de meta. Al final, mano al indio y ¡¡¡VA POR TI, JAVI !!! Más adelante me esperaban el resto de los salvajes, abrazos, fotos para el recuerdo y mucha presencia de Javi.

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